En general, el proceso de matchmaking comienza con una consulta con un matchmaker profesional. Durante esta consulta, el matchmaker conocerá al cliente, sus hobbies, gustos en cuanto a una pareja y cualquier requisito especial. A partir de esta información, el matchmaker podrá evaluar al cliente y buscar posibles parejas.
A continuación, el matchmaker se pondrá en contacto con personas que puedan hacer un buen match con su cliente, evaluando si cumplen con los criterios del mismo, en términos de lo que está buscando en una relación. Si se encuentra una pareja potencial, se organizará una cita y el cliente recibirá retroalimentación después de la cita.
El proceso de matchmaking puede ser personalizado para adaptarse a las necesidades y preferencias de cada cliente. Algunos matchmakers se centran en un nicho específico, como la edad, el estilo de vida o la religión.